©Todos los derechos compartidos

Cuidar la Biodiversidad
Categoría: Ecología

La Red por una América Latina Libre de Transgénicos ha leído con mucha preocupación el proyecto sobre capacitación en bioseguridad para América Latina presentado por el Banco Mundial en el marco del Global Environment Facility (GEF), pues amenaza a la biodiversidad agrícola de cinco cultivos que tienen una importancia cultural y social determinante, de los cuales cuatro tienen su centro de origen y diversidad en la región.

La Red por una América Latina Libre de Transgénicos se creó en enero de 1999, luego del «Seminario Latinoamericano sobre Organismos Transgénicos y Bioseguridad» realizado en Quito (Ecuador). Esta red nació inspirada en la necesidad de las comunidades de desarrollar estrategias globales para hacer frente a la introducción de organismos transgénicos y prevenir nuevas introducciones en la región (www.rallt.org).
El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) fue creado con el fin de fortalecer la cooperación internacional y financiar acciones necesarias para abordar seis amenazas fundamentales que enfrenta el medio ambiente mundial. Estas amenazas son: pérdida de biodiversidad, cambio climático, degradación de las aguas internacionales, agotamiento de la capa de ozono, degradación de la tierra y los contaminantes orgánicos persistentes.

El paradigma del proyecto es fortalecer la capacidad técnica regional en países que son centros de origen de biodiversidad en la región, usando cinco cultivos (yuca, algodón, maíz, papa y arroz) como modelos para desarrollar evaluaciones y gestión de riesgos, y metodologías de análisis costo-beneficio para productos transgénicos nuevos, y maximizar la escala económica, por medio de explotar las ventajas comparativas en los países participantes.
El propósito último de este proyecto del Banco Mundial es crear las condiciones para la introducción comercial de estos cultivos en la región, promoviendo un cambio de paradigmas en las organizaciones de la sociedad civil, que se oponen a la introducción de organismos genéticamente modificados, y en la percepción del público en general, frente a estas nuevas tecnologías.
Dadas las implicaciones del proyecto en la biodiversidad regional, en la soberanía alimentaria y en los valores sociales y culturales de los pueblos que viven en los países en los que se va a implementar el proyecto, este proyecto debería ser financiado por el GEF en cuanto se contrapone a los objetivos por los que este Fondo fue creado, sostiene la Red por una América Latina Libre de Transgénicos.

Los países seleccionados son:
Brasil
: En este país se trabajará con yuca, maíz, papa, algodón y arroz
Colombia: yuca, papa, maíz, algodón
Costa Rica: arroz
México: maíz y algodón
Perú: papa

La yuca es originaria de la Amazonía y existen parientes silvestres y variedades tradicionales de estos cultivos en Colombia, Brasil y Perú. La importancia cultural de este cultivo es fundamental en la región, y está ligado con la identidad de las distintas comunidades amazónicas, de manera particular de las mujeres.
La papa es originaria de los Andes, con una altísima biodiversidad y presencia de parientes silvestres en Perú y en menor grado en Colombia. La papa es el cultivo más importante en la región andina y está asociado no sólo con la seguridad alimentaria de los pueblos, sino con las relaciones de reciprocidad y de fortalecimiento del tejido social comunitario.
El maíz fue domesticado en Mesoamérica, pero su diversidad biológica es de suma importancia también en la región Andina y en Brasil. El maíz es un cultivo sagrado para muchos pueblos mesoamericanos y andino, y es un componente básico en la dieta de las poblaciones de la región.
El arroz, aunque no es cultivo originario de América, prácticamente en todos los países tropicales y subtropicales de América Latina, existe una importante diversidad de variedades locales.
El proyecto dice que se han escogido estos cultivos precisamente porque aquí se encuentran los centros de origen de estos cultivos, y porque el arroz (cuyo centro de origen en el Asia), es un alimento básico en la región. El solo hecho de pretender implementar un proyecto que trate sobre cultivos transgénicos en centros de origen de estas especies, que son fundamentales en la alimentación y agricultura mundial, debería ser un argumento contundente para rechazarlo. Es difícil entender la lógica a través de la cual el GEF financia un proyecto que pone en riesgo la biodiversidad agrícola en varios países de América Latina.

Llamado de atención
Han sido las organizaciones sociales de América Latina quienes proponen que exista una total prohibición a la introducción de cultivos transgénicos en su centro de origen. Esta es una medida que ha sido adoptada en otras regiones del mundo, cuando el objetivo ha sido proteger a las variedades tradicionales y los parientes silvestres (que a más de su valor cultural, constituyen la material prima para el mejoramiento de las variedades modernas).
Una vez que se libera una variedad transgénica en un país, es imposible frenar la contaminación genética. En un estudio hecho por Union of Concern Scientist (2004) se reportó contaminación genética en semillas convencionales de maíz, soja y canola con transgenes procedentes de variedades manipuladas genéticamente en Estados Unidos. El proyecto intenta validar perspectivas para prevenir o restringir el flujo de genes, con base en la literatura disponible, a pesar de que la práctica demuestra que una vez en el campo, parar el flujo de genes es imposible. Es interesante mencionar que el proyecto intenta restringir el flujo de genes, lo que significa simplemente poner ciertos límites, pero no resuelve de fondo sobre la contaminación genética.
Existe suficiente literatura que demuestra que hay introgresión desde variedades cultivadas y sus parientes silvestres en especies como maíz, yuca, papa, entre otros cultivos.
Los estudios hechos por Quist y Chapela (2001) en el Estado de Oaxaca (México) y corroborado más tarde por la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte, demuestra que hay contaminación genética en las variedades tradicionales en México, a pesar de que hasta el momento no es permitido sembrar maíz transgénico en ese país, y que ésta ha ocurrido posiblemente a través de la importación autorizada de granos de maíz transgénico procedente de Estados Unidos.

Concientización pública y comunicación en bioseguridad
El proyecto del Banco Mundial fundamenta que la información que tiene el público en relación con los organismos genéticamente modificados es alarmista y no está basada en la ciencia. Por eso este proyecto plantea tener una visión equilibrada sobre los organismos genéticamente modificados (OGM).
En los distintos espacios de debate que tienen lugar en los cinco países donde se va a implementar este proyecto, quienes defienden los cultivos transgénicos se limitan a hacer una descripción de las técnicas moleculares que se requieren para desarrollar un OGM.
Quienes han mantenido el debate científico en base a los pocos estudios que existen en el mundo sobre los impactos de los OGM a nivel de biodiversidad, salud humana, medio ambiente y en los aspectos socio culturales, han sido los sectores que se oponen a la introducción de los OGM en la región, por lo que la afirmación hecha por los elaboradores del proyecto analizado (de que la opinión de quienes se oponen a los OGM es alarmista y no está basada en la ciencia), básicamente no es verdadera.
En México existe una muy fuerte coalición en contra de la contaminación de maíz nativo, y existen múltiples acciones desde las comunidades indígenas y campesinas, para defender el maíz frente a la contaminación genética. La reciente ley de bioseguridad (la misma que es mencionada en el proyecto), fue aprobada con el rechazo mayoritario de la sociedad, por lo que fue llamada “Ley Monsanto”.
En Colombia la sociedad civil ganó un demanda judicial que obliga el trámite de licencia ambiental para la introducción de cultivos transgénicos; pero el gobierno ha desconocido este fallo y expidió un Decreto que cree las condiciones para la aprobación de cultivos transgénicos en el país, norma que ha sido fuertemente cuestionada por muchos sectores de la sociedad. Igualmente en la región Caribe, en donde existe una gran diversidad de maíces nativos y una fuerte cultura indígena alrededor del maíz, estas poblaciones indígenas declararon su territorio libre de transgénicos.
La sociedad brasileña, por otro lado, se encuentra totalmente polarizada en torno al tema de los transgénicos. El grupo de los agronegocios defienden una agricultura basada en OGM, en tanto que organizaciones campesinas vinculadas con el Movimiento de los sin Tierra, el Movimiento de los Pequeños Agricultores, etc. (para quienes se redactó el Artículo 26 del Protocolo de Bioseguridad), se oponen a esta.

Conclusiones
América Latina es la región con mayor biodiversidad agrícola del planeta. Esta biodiversidad se corresponde con una biodiversidad cultural que está conformada por los pueblos indígenas y comunidades campesinas que han conservado, recreado y utilizado esta biodiversidad, y mantienen una relación espiritual muy especial con ella.
El maíz, la papa y la yuca constituyen los cultivos muy importantes para las comunidades mesoamericanas, andinas y amazónicas. La introducción de variedades genéticamente modificadas de estos cultivos en la región, puede tener impactos socioeconómicos, culturales y sociales de muy graves, especialmente entre las comunidades y pueblos indígenas ligados a la biodiversidad.
El arroz es también un cultivo de gran importancia regional, pues constituye parte de la dieta básica de esas comunidades.
El proyecto GEF que se está analizando tiene como objetivo a largo plazo facilitar la introducción de variedades transgénicas con fines comerciales y de experimentación justamente de los cultivos más importantes para las comunidades indígenas y locales de los países en los que se implementaría el mismo.
Este proyecto tendría también impactos negativos sobre la biodiversidad regional, pues el proyecto facilitaría el ingreso de cultivos transgénicos en sus centros de origen. La contaminación genética de las variedades criollas y de los parientes silvestres de los cultivos, pondría en riesgos dichos cultivos porque tanto las variedades tradicionales como los parientes silvestres de los cultivos, han servido para programas de mejoramiento.
Dado que la intención es que esta experiencia sea replicable a otros países, este proyecto puede tener un impacto grave para toda la región, especialmente en los países donde estos cultivos tienen importancia cultural, social y económica, puesto que los cultivos convencionales podrían contaminarse genéticamente, a través del comercio internacional de productos agrícolas, del flujo de genes y de prácticas tradicionales (como llevar semillas de un país a otro).
Un resultado final de este proyecto puede ser que las comunidades campesinas e indígenas, se queden sin alternativas y tengan que recurrir a semillas transgénicas patentadas, pagar regalías y aumentar su dependencia a las empresas transnacionales.

Fuente: www.ecoportal.net

facebook
Twitter
Follow
2006-08-19 00:00:00
Relacionados
ESTEMOS CONECTADOS
campañas
144 600x600px (1)
137 (1)
adhesiones
adhesion facundo 600x325px (1)
adhesion lopez 600x325px (1)
última Edición
Cooperativa Ecomedios
Nos apoyan
Nosotros
Ecodías es una publicación de distribución gratuita.
©Todos los derechos compartidos.
Registro de propiedad intelectual Nº5329002

Los artículos firmados no reflejan necesariamente la opinión de la editorial.
Agradecemos citar la fuente cuando reproduzcan este material y enviar una copia a la editorial.

> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt


es un producto de:

Matrícula INAES 40.246. 

Desarrollado por Puro Web Design.

RSS
Follow by Email
Telegram
WhatsApp