©Todos los derechos compartidos

Conocer para evitarlos
Categoría: Salud

Profesionales médicos de la ciudad están realizando charlas para difundir la peligrosidad de los llamados ataques cerebrales.
Si contamos con más información de los síntomas, aseguran, se pueden generar consultas y tratamientos más rápidos. Un mal prevenible que no discrimina a nadie.

Los doctores Juan José Rayer y Carlos Gustavo Sgrilli son médicos neurólogos de Bahía Blanca que cuentan con experiencia en el tratamiento de un asunto problemático como son los pacientes que sufrieron ataques cerebrales. La complejidad de cada caso reside no sólo en el hecho en sí, sino también en el posterior tratamiento y las secuelas que se establecen en la persona luego del ataque. Secuelas, que, en algunos casos, pueden quedar de por vida.
De los ataques cerebrales nadie está exento. Si bien hay edades más comunes para que ocurran, lo estilos de vida (sedentarismo, mala alimentación y adicciones) hacen que personas jóvenes también puedan sufrirlos.
Por esas razones, es mejor siempre estar preparados a través de la prevención. Y para prevenir sirve saber lo que están realizando Rayer y Sgrilli a través de charlas a la comunidad en general: “
La idea es reinsertar el nombre del ataque cerebral. Están dirigidas para que haya un mayor conocimiento de los síntomas y así generar consultas más rápidas para llegar a un diagnóstico y a un tratamiento rápido”, señaló el doctor Sgrilli a EcoDias.
El ataque cerebral ocurre por la rotura de una arteria lo cual hace que se obstruya el cerebro: “Eso produce una lesión en una parte del cerebro que comanda distintos tipos de funciones en el cuerpo. Ya sean funciones cognitivas que implican memoria, entendimiento, la parte de expresión como así también funciones motoras o sensitivas”.
Resumiendo, cualquiera de nosotros que sufra un ataque cerebral puede tener consecuencias del tipo de no mover una pierna normalmente, sentir adormecimiento o torpeza en alguno de los miembros, dificultad para hablar y también para poder comprender. Nuestras formas de vivir suelen ser muy estresantes y nos da la sensación de que no podemos parar. Sin embargo, y sin entrar en un estado paranoico, las consecuencias del ataque cerebral nos hacen ver que los cambios de hábitos son importantes: “También implica dificultad para ver, tener una visión del campo visual modificada, ver una parte negra y la otra normal. Nadie está exento de esto.
El tabaquismo aumenta seis veces el riesgo, la presión arterial lo hace en trece veces. Disminuyendo esos riesgos, disminuye la probabilidad de que le suceda”.

Poco tiempo para trabajar
Comenta Sgrilli que si uno conoce los síntomas o previene, luego la posibilidad de trabajar para los médicos se hace más amplia. El peligro radica cuando el paciente llega directamente afectado: “La ventana terapéutica que tiene el médico, desde que se inician los síntomas hasta que se llega al diagnóstico y posterior al tratamiento, es muy corta. En los tratamientos de primera línea, que son las funciones de destapar y desobstruir las arterias con medicación específica o por angiosplastía, se tiene una ventana de tres horas para trabajar solamente”. Pasadas esas tres horas, explica el médico, se pierde la posibilidad de realizar ese tipo de tratamiento “y se hace uno sobre la presión arterial, la diabetes del paciente y los factores de riesgo. Se lo mantiene internado 48 o 72 horas, depende de lo que necesite, y si queda con secuelas se hace un tratamiento a largo plazo en lo que es rehabilitación”.
Una rehabilitación en esta patología provoca un gran impacto a nivel personal, familiar y también en el sistema de salud. De allí que en la rapidez está la clave para obtener saldos favorables: “Uno trata de actuar rápidamente para no tener un paciente con una secuela grave que le impida desarrollarse en las actividades de la vida diaria. Estamos hablando de secuelas en actividades tan básicas como cambiarse, vestirse, comer, hablar, caminar. Si uno no tiene una acción rápida y precisa de los síntomas, las secuelas pueden ser para toda la vida”.

Lo que podemos cambiar
En la vida y respecto a esta y otro tipo de problemáticas de la salud, tenemos factores de riesgo que podemos modificar, y otros que no. Los que no podemos cambiar tienen que ver con obviedades como la edad o la carga genética. Pero hay otros que sí, y que aunque cueste debemos reemplazarlos por otros para que nuestra salud llegue a un estado óptimo: “Se deben cambiar estilos de vida como la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo o la obesidad. En obesidad, a la cintura abdominal debemos mantenerla dentro de los valores normales, llevar una dieta equilibrada. Generalmente, la patología se da en pacientes mayores de 55/60 años. Pero de las personas que tuvieron ataque cerebral, se determinó que el 80% tiene hipertensión arterial. De esos sólo un 15% la tienen controlada. Si uno hace hincapié en el control de la presión arterial, aumenta la cantidad de gente con presión arterial normalizada y disminuyen estos riesgos”.
No nos quedemos únicamente con los casos de personas en edad adulta. Hablemos de los jóvenes: “Al haber mayor consumo de drogas ilícitas se favorece que esta patología se presente en edades tempranas como a partir de los 20 años. Las dos más relacionadas con esta patología son la cocaína y la marihuana por efectos vasoconstrictores, y porque aumentan la presión. Si un paciente joven ya tiene alguna carga genética que no se manifestó y hace uso indebido de drogas ilícitas, aumenta su riesgo de tener ataque cerebral. Una vida sedentaria, abuso del tabaco, del alcohol, de drogas ilícitas, lo cual disminuye el calibre de las arterias cerebrales haciendo que se obstruyan o se rompan, son grandes factores de riesgo”.

¿Qué hacemos?
La prevención es justamente una vida contraria a esos factores de riesgo. Fácil en la definición, difícil en la práctica pero realmente necesario: “Abandono del hábito tabáquico, disminuir de peso, generar actividad física aeróbica intensa de no menos de 30 a 45 minutos. Con esto y evitando otros factores, se aumenta la capacidad aeróbica y disminuye el peso, la presión arterial y mejora la diabetes. Recordemos que los ataques cerebrales son la segunda causa de muertes y es la primera causa de discapacidad total y permanente de una persona”.

Secuelas y recuperación
“Generalmente el joven tiene mayor plasticidad neuronal. Como una persona joven tiene células mucho más activas y más plásticas, las recuperaciones son generalmente mejores pero igualmente quedan con secuelas. No es lo mismo tener una secuela a partir de los 20 años que un paciente con 65 y toda una vida hecha.
Todo depende del sector del cerebro que se lesione. Si se lesiona la corteza cerebral puede quedar con epilepsia y eso lo va a tener el resto de su vida, o una secuela en la capacidad de entendimiento, de memoria, disminuye su capacidad de aprendizaje. Si afectó una arteria de gran calibre, la zona del cerebro afectada es muy grande y las recuperaciones son menores”.

facebook
Twitter
Follow
2009-11-06 00:00:00
Relacionados
ESTEMOS CONECTADOS
campañas
144 600x600px (1)
137 (1)
adhesiones
adhesion facundo 600x325px (1)
adhesion lopez 600x325px (1)
última Edición
Cooperativa Ecomedios
Nos apoyan
Nosotros
Ecodías es una publicación de distribución gratuita.
©Todos los derechos compartidos.
Registro de propiedad intelectual Nº5329002

Los artículos firmados no reflejan necesariamente la opinión de la editorial.
Agradecemos citar la fuente cuando reproduzcan este material y enviar una copia a la editorial.

> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt


es un producto de:

Matrícula INAES 40.246. 

Desarrollado por Puro Web Design.

RSS
Follow by Email
Telegram
WhatsApp