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Caminando solos
Jorgelina Fernández y Rocío Ameri coordinan el taller de teatro de la Comisión Municipal del Discapacitado, con identidad propia la compañía teatral y sus protagonistas cuentan sueños e historias de vida.
Categoría: Cultura

Jorgelina Fernández y Rocío Ameri coordinan
el taller de teatro de la
Comisión Municipal
del Discapacitado, con identidad propia la
compañía teatral y sus protagonistas cuentan sueños e historias de vida.


La observación y la complementariedad
son los elementos técnicos de trabajo. “Algunos saben leer, otros no, eso no es
lo más importante. Trabajamos sobre la subjetividad y desde lo emocional, ellos
mismos no están acostumbrados a darle espacio a su subjetividad, hasta la pregunta
más sencilla puede ser de difícil respuesta. Posicionarlos en su subjetividad
que tiene que ver con la condición humana, el teatro es una buena excusa para
eso, siempre trabajamos con sus gustos, las improvisaciones siempre son a
partir de lo que tienen ganas de contar. La discapacidad no es una
imposibilidad, emociones tenemos todos”. Los actores y actrices son personas
discapacitadas que se inscriben anualmente en la Comisión, que funciona en
la calle Donado 151, en el Mercado Municipal.


Ofrecer el corazón
La idea de adquirir una identidad propia y
un nombre “fue de Rocío” afirma Jorgelina. “El nombre surge en una
conversación, siempre tenemos charlas críticas”, frente a los preparativos de
una obra de teatro, “caminábamos por la calle y decía: estos descosidos me
hacen renegar. ¡Ayyy, el descuese, ya está!”.
El Descuese ya había nacido, “poder remendar para otras personas, pareció
divertido”. Diríamos acertado, descoser, remendar, aunque también dentro de los
conceptos relacionados podemos leer: digerir o mover, sin dudas, los ejercicios
y temas del taller apuntan a entender y dar a entender estas existencias,
sostenidas por las emociones. “Hay miles de anécdotas, de encuentros y
desencuentros”.

En el relato de los andares de los
descosidos, Jorgelina y Rocío se entusiasman y se miran cómplices, “nos
entendemos porque somos amigas y tenemos, además, una afinidad terrible para
trabajar”. Ambas son actrices, cursaron sus estudios en la Escuela de Teatro,
también, son docentes. “Al principio no contábamos con un espacio amplio, era
un ambiente muy pequeño y nos organizábamos en los rincones para trabajar, por
eso cuando subimos a un escenario, nuestros chicos saben acomodarse
rápidamente”. En su haber teatral ya tienen varias experiencias, El descuese descosido,
una improvisación de fútbol, una obra de Fontanarrosa, “la adaptamos,
estudiamos texto, fue genial”, cuenta Rocío. A la hora de los recursos,
Jorgelina corajea “en el teatro se trabaja con lo que se tiene y como no
tenemos nada vamos empezar con eso”. Mientras se encuentran voluntades y
solidaridades en cada proyecto y a cada paso, amigos, familiares y otros
profesionales dan su tiempo y su trabajo de forma generosa y desinteresada.


Sí, maestra
“El Arte permite trabajar sobre la
subjetividad, facilita el reencuentro de cada sujeto con su propia identidad,
mediante su capacidad innovadora y expresiva a través de un proceso creativo
para acceder a producir una obra, para que pueda a su vez comunicar, denunciar,
enunciar y simbolizar. Proponemos entonces acercar el teatro como un espacio
que permite la creatividad como manifestación de libertad”, aseguran desde la
compañía teatral.

Osvaldo, Miguelito, Seba, Estelita, José,
Martín y Uriel son los actores que componen y protagonizan las obras. “Además,
participa Romina, que es acompañante terapéutica de uno de los chicos, un
ángel”. En el trabajo del ciclo 2011, lograron actuar en el Teatro Municipal,
con “Volandera”, fueron grupo invitado de Libredanza. El camino hacia semejante
logro fue largo e inesperado. “Siempre participamos de las jornadas de
discapacidad, esta vez nos pidieron que cerráramos el encuentro. Después de la
función, gente de Libredanza nos estaba mirando y nos invitaron a compartir
escenario con su espectáculo, Con cierto Humor”. Pero estamos contando el final
de la historia. La obra surgió para responder a la pregunta: cuál es tu sueño.
Mediante sonidos, música y charlas se lograron conexiones con aquello que se
les hacía imposible, inalcanzable. “Andar en moto, ser periodista deportivo, ser
cantante o actor, tocar la guitarra, tener una vida distinta”, y lo
irrealizable estaba en proceso de cumplimiento.

“Porque creemos que la producción artística
pone a un sujeto en relación con su deseo, con una producción que porta su
marca y con los otros, en cuanto esta producción está destinada a circular por
el ámbito de lo social, apuntamos a generar un espacio de expresión donde
podamos devolver a cada tallerista las características propias del ser sujeto,
como personas sintientes, pensantes y con potencialidades expresivas”,
fundamentan sus coordinadoras.

Lo que sucedió en las presentaciones de
“Volandera, porque la vida se hace de sueños”, fue particular: “pasan
cuestiones teatrales, que uno como actor espera tiempo para que se den y a
ellos se les da naturalmente, creo que es porque no tienen tapujos para
mostrar. Las devoluciones del público fueron maravillosas. Sabíamos que
teníamos algo increíble entre manos, pero no nos podíamos imaginar esto”.
Producto del trabajo, en primer plano, quedó el hecho artístico. El Descuese
recibió, entonces, su mayor reconocimiento en una frase: “la obra es una
cachetada a la conciencia”. En escena, las proyecciones audiovisuales y los
actores interactuando. Y el video empieza a correr y dice José: “los sueños no
son austeros, los sueños se comparten, son para derramarlos”.


Proyecto 2012
A partir del año pasado “empezamos a grabar
las clases, los ejercicios de confianza. Los climas son muy amenos, ellos
tienen una historia y un sentido de grupo”. La compañía teatral ha logrado
llegar al público, pero además, el trabajo se da en “el apoyo al otro, entre
ellos el estímulo es directo”. A partir del mes de marzo, empieza la
convocatoria a reunirse, “estamos tratando de definir un guión para un medio
metraje” define Jorgelina, al terminarlo, “la idea es proyectarlo en alguna de
las salas de la ciudad”, termina Rocío. “Más que un guión, es un registro”,
suma Jorgelina. Ellas siguen pensando en un borrador, que no será para leerlo,
sino para mostrar donde las diferencias nos igualan y nos completan.

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2012-03-12 16:59:00
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